Desde mis entrañas

Tengan piedad de mi todos los demonios,
Vean en esta magra funda a una inconciente
Sierpe en búsqueda voraz de un sombrío placebo.

Tengan piedad de mi y no represalia alguna.
Que a muchos he amado, yo, sin ser valiente,
Y he declinado en el segundo paso mortecina,
Sin temerme y sin temerles con hielo blanco en las venas.

Tenga piedad de mi el tiempo
que es ya es condena,
cuando en aventón se ha llevado
a todos mis amantes, como plumas, escamas, polvo y tierra.

Tengan piedad de mi los que me juzgan,
Porque de un siglo negro, hija pródiga he sido
-Y no prodigando- me quiebro hasta el despojo,
Sola me hiero, hurgándome quedo
A ver si en mi sangre me hallo y me condeno.
-A ver si en mi piel sos-tengo-

Piedad de mi…
Que a todos he apuñalado por la espalda
Dejando infame herida en cada marca
Como alguien que clausura o dispara.
-Vil herida la de una villana.-